Historia de una nube

Nací un mediodía de verano. Era un día caluroso y húmedo. Primero fueron unas hilachas de vapor, que se confundían con el cielo celeste que me rodeaba.

A medida que pasaban los minutos fui tomando más y más forma. La primer persona que me nombró fue un chiquito que paseaba con la mamá.
"¿Mamá va a llover?" le preguntó. Ella me miró indulgente y negó con la cabeza.
Seguí creciendo y de a poco aparecieron pájaros volando abajo mio. Un paloma atravesó el aire caliente que me alimentaba y se ofendió porque alteró su vuelo. A los pocos minutos una pareja de aguiluchos llegaron y se quedaron girando y girando. Subieron hasta casi rascarme la panza.
Pero después vieron algo allá abajo a lo lejos y me dejaron sóla.
Ahora parecía un gran copo de nieve, toda blanca y redonda, y mis siguientes visitantes fueron unas aladeltas que subieron en mis térmicas, girando y girando. Pero después vieron otra nube más grande y me dejaron sóla otra vez. Mientras se alejaban el hombre que iba en la última ala se giró y me dijo:"Gracias por ayudarnos a volar", y se perdió en el cielo azul y blanco.
Seguí creciendo a medida que pasaba la tarde y me hice alta y gorda, y me llené de grises y negros, ya era una montaña enorme en el cielo. Adentro mio había rayos y truenos, y bajo mi panza empezó a llover.
Otra mamá con otro hijo lo consoló mirándome; "no tengas miedo, enseguida va a parar". Y tenía razón, porque ya me estaba muriendo.
Llegó el atardecer y el sol me iluminó de costado, y de a poco me fue tiñendo de violetas, naranjas y otros colores. Me achicaba cada vez más y me partía en muchos pedazos que se iban alejando con el viento.
Y finalmente el sol se fue, el cielo se tiñó de estrellas y las últimas hebras de vapor fueron desapareciendo. Había llegado la hora de morir.
Mi último pensamiento, antes de evaporarme para siempre en el aire, fue una gran felicidad por haber compartido un dia de verano con otros habitantes del cielo.

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