Historia de una nube

Nací un mediodía de verano. Era un día caluroso y húmedo. Primero fueron unas hilachas de vapor, que se confundían con el cielo celeste que me rodeaba.

A medida que pasaban los minutos fui tomando más y más forma. La primer persona que me nombró fue un chiquito que paseaba con la mamá.
"¿Mamá va a llover?" le preguntó. Ella me miró indulgente y negó con la cabeza.
Seguí creciendo y de a poco aparecieron pájaros volando abajo mio. Un paloma atravesó el aire caliente que me alimentaba y se ofendió porque alteró su vuelo. A los pocos minutos una pareja de aguiluchos llegaron y se quedaron girando y girando. Subieron hasta casi rascarme la panza.
Pero después vieron algo allá abajo a lo lejos y me dejaron sóla.
Ahora parecía un gran copo de nieve, toda blanca y redonda, y mis siguientes visitantes fueron unas aladeltas que subieron en mis térmicas, girando y girando. Pero después vieron otra nube más grande y me dejaron sóla otra vez. Mientras se alejaban el hombre que iba en la última ala se giró y me dijo:"Gracias por ayudarnos a volar", y se perdió en el cielo azul y blanco.
Seguí creciendo a medida que pasaba la tarde y me hice alta y gorda, y me llené de grises y negros, ya era una montaña enorme en el cielo. Adentro mio había rayos y truenos, y bajo mi panza empezó a llover.
Otra mamá con otro hijo lo consoló mirándome; "no tengas miedo, enseguida va a parar". Y tenía razón, porque ya me estaba muriendo.
Llegó el atardecer y el sol me iluminó de costado, y de a poco me fue tiñendo de violetas, naranjas y otros colores. Me achicaba cada vez más y me partía en muchos pedazos que se iban alejando con el viento.
Y finalmente el sol se fue, el cielo se tiñó de estrellas y las últimas hebras de vapor fueron desapareciendo. Había llegado la hora de morir.
Mi último pensamiento, antes de evaporarme para siempre en el aire, fue una gran felicidad por haber compartido un dia de verano con otros habitantes del cielo.

Cinco razones para volar en paz

Aerodinámica, Factores humanos, Sofisticados sistemas de navegación, antiterrorismo y Accidentología

Usted se reclina en su asiento, mira por la pequeña ventanilla y escucha al piloto: “Damas y caballeros. Bienvenidos a nuestro vuelo 2332 con destino a Bariloche. Nuestro tiempo de vuelo serán dos horas con 10 minutos”. Luego las auxiliares de vuelo demuestran como ponerse las mascarillas de emergencia y por donde abandonar el avión en caso de una emergencia. Mientras tanto el avión se empieza a mover. Encara la pista y por los altavoces se escucha “tripulantes a sus puestos de despegue” o a veces solo algunos tonos de llamada. Usted sabe que el avión es seguro pero por las dudas se ajusta el cinturón de seguridad un poquito más. El avión acelera por la pista y despega. Felicitaciones, usted es uno más de los millones de pasajeros que volará sin experimentar daño alguno este año.

Si usted viaja frecuentemente en aviones de pasajeros, probablemente se habrá preguntado alguna vez cuán seguro es volar realmente, cómo hacen para ir de un lugar a otro con tanta precisión, porqué no se caen u otras preguntas similares. A continuación nos proponemos contestar a algunos de estos porqués.

Porqué vuelan los aviones:

Empecemos por una pregunta sencilla. ¿Como es posible que un tubo de aluminio con 120 personas a bordo pueda despegar desde Buenos Aires, volar a altitudes en las que no hay aire suficiente para respirar, y en que la temperatura externa ronda los –20° C, y aterrizar en Bariloche dos horas más tarde sin mayor novedad?
Los aviones pueden volar gracias a sus alas y sus motores. Los motores son complejos dispositivos que sirven no solo para impulsar el avión, sino también para alimentar distintos sistemas del mismo, como ser el sistema hidráulico que permite accionar el tren de aterrizaje, el sistema eléctrico que provee la luz que usa para leer, la cocina que las auxiliares usan para calentar la cena y el ILS que el piloto usa para aproximarse a la pista, o el sistema neumático que presuriza la cabina para que usted pueda estar a 10.000 metros de altura y sentir como si estuviera en el piso.

La gran mayoría de los aviones comerciales tienen entre dos y cuatro motores. Hoy en día están muy en uso los reactores como en el caso de los que propulsan a los Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas. Algunos aviones usan motores turbohélice como el Dash 8 o el BAE Jetrstream. A pesar de que los aviones con hélice parecen más frágiles, son simplemente aviones más apropiados para rutas cortas y de poca densidad, suelen tener costos menores de operación pero son tan seguros como los reactores. De hecho muchos aviones con turbohélice son más nuevos que otros aviones con reactores que comparten su rampa.
No importa el número ni tipo de motor que tengan, todos los aviones son capaces de perder uno de ellos y seguir volando con seguridad. Incluso son capaces de perder TODOS los motores y seguir volando bajo control, aunque en ese caso tendrán que hacer un aterrizaje muy pronto.

Esa misteriosa sustentación
Lo que permite que un avión se mantenga en vuelo son sus alas. Estas generan sustentación al desplazarse en el aire. Si quiere saber cómo, simplemente extienda su mano por la ventana de su auto la próxima vez que salga a la ruta. Si levanta un poco el borde delantero (el borde de ataque) verá que su mano es impulsada hacia atrás y arriba. Eso que está sintiendo es la fuerza de sustentación y es la misma que mantiene en el aire tanto a un barrilete como a un Boeing 747 y sus 450 pasajeros. Una explicación un poco más compleja es que las alas del avión tienen una pequeña curvatura que ocasiona que el aire que circula por ellas se mueva más rápido que el que circula por debajo. Esto crea una zona de baja presión sobre el ala que hace que el ala suba. Este movimiento hacia arriba (sustentación) es equilibrado por el peso del avión. Cuando las alas generan más sustentación que el peso del avión este sube. Cuando ambas fuerzas son iguales el avión mantiene la altura.
Mientras un avión tenga sus alas es perfectamente capaz de volar. Ningún avión se detiene en el cielo y deja de hacerlo.

La tripulación de vuelo
La mayoría de los aviones comerciales tiene una tripulación de vuelo y una tripulación de cabina. La primera está formada como mínimo por dos pilotos, el Comandante y el Primer Oficial (en vuelos largos, pueden ir de uno a 3 pilotos más para que todos tengan oportunidad de descansar). El comandante debe tener la licencia de Piloto de Transporte de Línea Aérea para la cual se requiere un mínimo de 1500 horas de vuelo. El primer oficial necesita, en Argentina, la licencia de Piloto Comercial de 1ª para la cual se requiere un mínimo de 900 horas de vuelo. La mayoría de los pilotos de línea aérea que vuelan en la actualidad tienen muchas más horas de vuelo.
Con toda seguridad, el piloto que comanda su aeronave conoce y está preparado para enfrentar emergencias que no podría imaginar ni el más paranoico de los pasajeros.
En resumen la tripulación que comanda su avión está perfectamente preparada para enfrentar cualquier emergencia que pueda surgir en vuelo.

La tripulación de cabina:
Una de las profesiones más incomprendidas del mundo es la de las auxiliares de vuelo. El principal motivo de su presencia en la cabina de pasajeros no es atender al confort de los turistas sirviendo bebidas y alimentos, sino garantizar su seguridad; ya sea reaccionando frente a emergencias médicas como facilitando su evacuación en el caso de un aterrizaje de emergencia que la requiera.
Los tripulantes de cabina también deben tener licencia y mantener una habilitación psicofísica, al igual que los pilotos, y también reciben capacitación cada seis meses específica para cada avión en el que vuelan. Su presencia es esencial para garantizar la seguridad de los pasajeros.
En una emergencia, por ejemplo una despresurización de la cabina, serían los auxiliares los responsables de garantizar que todos los pasajeros se pongan las mascarillas mientras que los pilotos resolverían la emergencia, en este caso particular haciendo descender el avión hacia una altitud menor, donde el aire más denso permita respirar sin las máscaras.

Como se orientan cuando está nublado o de noche

Una cuestión que frecuentemente deja perplejos a los neófitos es como hace la tripulación para saber a donde ir. El tema de la navegación ha sido un problema desde el principio de los vuelos comerciales, en la década del 20. En ese tiempo los pilotos frecuentemente seguían rutas y vías férreas.
Hoy los aviones tienen dos tipos de sistemas de navegación, los autónomos como el GPS (Global Positioning System) y el INS y los dependientes de ayudas en tierra como los VOR, DME y ADF.
Un GPS, o Navegador Satelital, es un aparato que interroga una constelación de satélites que orbita el planeta para determinar su posición mediante triangulación. Estos aparatos son muy baratos y son, por lejos, el medio de navegación más preciso que existe hoy. Su margen de error se cuenta en metros y se están popularizando cada vez más. Ya hay versiones para aeronaves, para barcos e incluso para excursionistas.
Constelación de satélites del sistema GPS.
Federal Aviation Administration


El INS, o Navegador Inercial, es un aparato que mide las aceleraciones del avión y va midiendo los desplazamientos de la aeronave por lo que siempre sabrá donde se encuentra. Se desarrollaron en la década del 1960 para facilitar la navegación sobre los océanos o zonas despobladas. La mayoría de los aviones que cumplen rutas largas, por ejemplo el Boeing 747 o el Airbus A330 tienen 3 unidades independientes de INS a fin de garantizar la redundancia.
Un VOR es un radiofaro. Una estación terrestre transmite una señal que es recibida por el equipo. Esto permite determinar donde está el avión en relación a esa estación terrestre. Con el DME se puede determinar la distancia a la misma. Si uno sabe la marcación y la distancia en relación a un punto determinado, podrá saber donde se encuentra al consultar un mapa.
.
Las estaciones VOR son fijas por lo que es común ver que todos los aviones siguen caminos similares siempre que vuelan al mismo destino, formando así aerovías que se extienden no solo por diferentes lugares sino a diferentes alturas.
Para aterrizar los aviones usan el ILS que les permite, la aproximacíón a la pista sin importar la presencia de nubes.


Terrorismo:
Un tema muy presente en la aviación comercial de hoy es la cuestión del terrorismo. Las revisiones de seguridad antes de cada vuelo sirven para recordar esta posibilidad de la misma forma que el briefing de seguridad antes del despegue alerta sobre la posibilidad de tener que evacuar el avión.
Lo primero a recordar es que las posibilidades de estar involucrado en un secuestro son aun más bajas que las de tener un accidente. Al respecto cabe decir que desde los atentados del 11 de Septiembre las líneas aéreas mundiales tuvieron muy en cuenta esta posibilidad y tomaron medidas para prevenirla. Por motivos obvios no entraremos en detalles, pero es bueno saber que hoy todos los tripulantes están concientes de la posibilidad, por remota que sea, de enfrentar un secuestro, y cuentan con procedimientos preestablecidos para seguir en esos casos.


Si los aviones son tan seguros porque se caen

Para contestar esta pregunta hay que aclarar que es cierto que algunos aviones ocasionalmente se estrellan causando la muerte de sus ocupantes. Es un hecho tan inusual que, cuando ocurre un accidente, este suele ser tapa de todos los diarios. Como ejemplo, el 26 de Octubre de 2003 se estrello un avion Fokker F 27 que transportaba carga. Lamentablemente murieron sus 5 tripulantes. Este triste acontecimiento fue tapa en los dos matutinos principales de Buenos Aires. Pero nadie reportó cuantas personas murieron en accidentes de transito en ese Domingo porque eso no es noticia. Trágicamente al día siguiente se produjo otra tragedia en la que un camión cargado de garrafas de gas choco con un ómnibus de pasajeros con el saldo de más de 14 personas muertas. Este hecho mereció el mismo espacio que el accidente anterior.
En suma, los accidentes son, lamentablemente parte de la vida, pero la atención que se les da en los medios de comunicación es desproporcionada si consideramos las vidas que se pierden diariamente por otros motivos. Esta atención extra da una imagen desproporcionada del riesgo que realmente se corre al volar.
Al margen de la atención que les prestan los medios a estos desgraciados eventos, que son "noticias" justamente por su caracter excepcional, cada accidente de aviación es investigado exaustivamente y las causas que se establecen se difunden rápidamente a toda la industria para evitar que se repitan.
En la investigación de un accidente intervienen peritos de diversas especialidades (pilotos para analizar la operación, ingenieros para evaluar los materiales y los motores, etc...).
El resultado concreto de esta forma de encarar la seguridad es que cada vez hay menos accidentes.


EMB-175 en la Isla de San Andres
Foto del autor

Que hacer en una emergencia
Estar en un avión durante una emergencia es una experiencia desagradable porque a la posible claustrofobia que se pueda sentir, mas el miedo natural de estar en el aire, se suma el hecho de que normalmente no hay aparentemente nada que el pasajero pueda hacer. Pero esto es una noción errónea.
Si un avión se enfrenta por ejemplo con una evacuación de emergencia la actitud de un pasajero puede ser vital en las vidas de muchos. Si usted permanece tranquilo y hace lo posible por tranquilizar a los que están cerca suyo es probable que reine la calma en la cabina. Eso permitirá que los auxiliares preparen la evacuación y la realicen del modo mas ordenado posible. Si un pasajero se pone histérico todos los pasajeros pueden contagiarse en segundos. La histeria puede conducir a que intenten salir del avión antes de que se desplieguen los toboganes de emergencia o que en su prisa por abandonar la nave lastimen a otros pasajeros más lentos.
Como elemento normal es importante que al subir a un avión note las salidas de emergencia más cercanas a su asiento y que preste atención a la exposición sobre seguridad que brindan los auxiliares antes del despegue.


Conclusiones
La aviación es el medio de transporte más seguro del mundo. Desde sus inicios, hace ya más de cien años estuvo envuelta en un halo de misterio. En la década del 1930 los primeros servicios regulares de pasajeros constituían eventos sociales además de ser un modo eficaz de transporte. La segunda guerra mundial y los adelantos tecnológicos realizados, llevaron a la expansión del transporte aéreo y a su consagración como el medio más rápido de desplazarse.
Hoy las aerolíneas compiten entre si para ofrecer más servicios o costos más bajos a los pasajeros. Muchas cosas cambiaron desde los tiempos en que partes enteras de los aviones se dedicaban al confort de las pasajeros. La crisis del petróleo de 1973 y otras posteriores disminuyeron la rentabilidad de las aerolíneas.
Lo que experimenta un pasajero hoy al volar en un avión es muy diferente de lo que experimentaron sus abuelos hace 70 años. Los aviones hoy son más seguros, más rápidos, y, porqué no negarlo, más incómodos que entonces.
Pero algo no cambió. Esa sensación extraña, mezcla de miedo y asombro, que todos sentimos al mirar por la ventanilla y contemplar el mundo desde lo alto.